Las consolas de la próxima generación de Microsoft, Xbox Series X y Series S, llegan en noviembre, trayendo muchas novedades en términos de tecnología y contenido.
Sin embargo, debido a la similitud de sus nombres, puede que algunos consumidores presenten problemas a la hora de elegir entre uno y otro.
Por ello, nos hemos propuesto la tarea de crear un artículo al respecto.
1. Una estrategia antigua
Microsoft decidió adoptar una estrategia similar a la que planteó en la generación de Xbox One, cuando el gigante de Redmond lanzó en 2013 el problemático sucesor del Xbox 360 en medio de muchas críticas.
Para corregir el rumbo, ya bajo el mando de Phil Spencer, la compañía lanzó la Xbox One S y poco después la Xbox One X, que dejaron la división Xbox mucho más organizada y con un mejor prestigio para la próxima generación.
2. Misma arquitectura, diferente potencia
La Xbox Series X es la más poderosa de la próxima generación de consolas, más potente incluso que la PlayStation 5. Esto gracias a una CPU AMD Zen 2 personalizada con ocho núcleos y reloj de 3.8 GHz, una GPU AMD RNDA 2 personalizada con 12 TFLOPS y 52 unidades computacionales que se ejecutan a 1.8 GHz.
Todo esto junto con 16 GB de RAM GDDR6 y una unidad de almacenamiento SSD NVMe personalizada de 1 TB.
Con estas especificaciones, la Xbox Series X puede correr juegos de hasta 8K y con una velocidad de fotogramas de hasta 120 FPS sin problemas. Por supuesto, la mayoría de los juegos en esa consola se ejecutarán a 4K/60 fps, pero el salto con respecto a la Xbox One X – la más poderosa de la generación actual- es bastante grande.
Por su parte, la Xbox Series S puede considerarse un golpe de genio de Microsoft en términos de mercado. La compañía ha desarrollado una consola capaz de ejecutar los nuevos juegos en un rendimiento aceptable, mejorar el rendimiento de los juegos antiguos, traer toda la nueva arquitectura de AMD y costar sólo US 299.
El procesador de la serie S es el mismo que el de la Serie X, pero funciona a 3,6 GHz, lo que también lo coloca como superior a la PlayStation 5, aunque sea una consola de entrada.
Sin embargo, entre las diferentes más destacables se encuentra su GPU, que tiene la misma arquitectura que la Serie X, pero con una potencia de solo 4 TFLOPS. Del mismo modo, en lugar de los 16 GB de RAM, la serie S cuenta con 10 GB y una SDD con una capacidad de almacenamiento de solo 512 GB.
A pesar de esto, la consola ofrece juegos con loadings rápidos y con el tan esperado Ray Tracing, el cual estará presente en la Xbox Series X.
3. No es sólo el tamaño
Algo que ayudó a reducir los costos de la serie S para la serie X es la carcasa, que es más pequeña. De igual manera, Microsoft decidió fabricarla sin el reproductor de Blu-Ray. Junto con la diferencia en los componentes internos, un factor que hizo de las carcasas diferentes.
Además, no es ningún secreto para nadie que Microsoft quiere dejar Xbox Game Pass, su servicio de juegos de suscripción, como el punto culminante de su ecosistema de juegos en los próximos años.
Por lo tanto, la propuesta de ser un videojuego más asequible y sin unidad de disco está directamente vinculada a este servicio, que pondrá a disposición más de 150 juegos de inmediato, incluidos first party y muchos otros third party.
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Última actualización el 2023-02-18 / Enlaces de afiliados / Imágenes de la API para Afiliados